Continuando con el espíritu emotivo del final de un ciclo, acá estamos de vuelta, con ganas de pisar diciembre como para terminar el año y así acercarnos al Eucaliptos Now que los amigos mayas vienen pronosticando, así como Confesore pronostica una semana lluviosa o algunos pronosticaron que Yuyi tendría que pagar un cordero y lo vimos jugando hasta el último partido…
Como quien levanta un Martín Fierro, agradezco absolutamente a todos por este 2009 voleybolístico. El mismo domingo pasado pensaba cómo carajo llegué a decidir volver a competir luego de 8 años sin hacerlo. La primera razón fue darme el gusto de volver, una vez más, a sentir que mis dedos podían comandar el destino de una pelota. Mal o bien, teniendo en cuenta el tiempo de inactividad, prueba superada. Otra razón fue la nostalgia de volver a jugar con ex seres cósmicos de Italiano, volver a vivir esas situaciones que vivía y las ganas de regresar a Gesell. Incluso, aunque no lo crean, aprendí cosas nuevas para llevar a cabo en este divino deporte. Pero debo admitir que con el correr del año, ni todo eso me alcanzaba para seguir. Y ahí entendí y me aferré a la principal razón que me llevó a llegar hasta el final de esta temporada. SENTIRME PARTE DE ALGO. Tan simple puede parecer esa frase y tan difícil es conseguirlo. Yo creo que busqué eso durante este año, más allá del voley, y lo conseguí. Formar parte de algo (equipo, grupo o lo que sea), ocupar un lugar y, por esencia de ser uno mismo, tener una función ahí dentro. Muchos (casi todos) lograron conseguir eso… y ese lugar no se gana con lo que hace adentro de una cancha, aún siendo igual de importante el compromiso de lo que ocurra adentro de ella. Espero alcancen a entender lo que estoy diciendo. BIT fue eso, fue ese ALGO.
La magia no se va… Magic Hands y todos los apodos que puse o pusieron, ni hace falta decir que no son reflejo del deporte que practicamos. Son como nombres artísticos, personajes, caricaturas de uno mismo para reírse del mundo, del voley, de todo… niña y niños de BIT, ríanse… ríanse mucho… lo suficiente para entender que hasta con la muerte y con las mayores desgracias, se puede hacer humor, se puede hacer reír. La vida es una comedia y justamente ahí está el drama. Las mejores comedias son los dramas más inmensos. Y hay que transitarlos hasta reírse de ellos. Siendo genuinos con esa risa. La magia no se va, cambia de rumbo o tal vez mantiene el mismo, ese que hace que uno sea parte de ALGO.
Como quien levanta un Martín Fierro, agradezco absolutamente a todos por este 2009 voleybolístico. El mismo domingo pasado pensaba cómo carajo llegué a decidir volver a competir luego de 8 años sin hacerlo. La primera razón fue darme el gusto de volver, una vez más, a sentir que mis dedos podían comandar el destino de una pelota. Mal o bien, teniendo en cuenta el tiempo de inactividad, prueba superada. Otra razón fue la nostalgia de volver a jugar con ex seres cósmicos de Italiano, volver a vivir esas situaciones que vivía y las ganas de regresar a Gesell. Incluso, aunque no lo crean, aprendí cosas nuevas para llevar a cabo en este divino deporte. Pero debo admitir que con el correr del año, ni todo eso me alcanzaba para seguir. Y ahí entendí y me aferré a la principal razón que me llevó a llegar hasta el final de esta temporada. SENTIRME PARTE DE ALGO. Tan simple puede parecer esa frase y tan difícil es conseguirlo. Yo creo que busqué eso durante este año, más allá del voley, y lo conseguí. Formar parte de algo (equipo, grupo o lo que sea), ocupar un lugar y, por esencia de ser uno mismo, tener una función ahí dentro. Muchos (casi todos) lograron conseguir eso… y ese lugar no se gana con lo que hace adentro de una cancha, aún siendo igual de importante el compromiso de lo que ocurra adentro de ella. Espero alcancen a entender lo que estoy diciendo. BIT fue eso, fue ese ALGO.
La magia no se va… Magic Hands y todos los apodos que puse o pusieron, ni hace falta decir que no son reflejo del deporte que practicamos. Son como nombres artísticos, personajes, caricaturas de uno mismo para reírse del mundo, del voley, de todo… niña y niños de BIT, ríanse… ríanse mucho… lo suficiente para entender que hasta con la muerte y con las mayores desgracias, se puede hacer humor, se puede hacer reír. La vida es una comedia y justamente ahí está el drama. Las mejores comedias son los dramas más inmensos. Y hay que transitarlos hasta reírse de ellos. Siendo genuinos con esa risa. La magia no se va, cambia de rumbo o tal vez mantiene el mismo, ese que hace que uno sea parte de ALGO.
"Ya ha corrido mucha agua debajo de este puente,
me ha sobrado y me ha faltado inspiración,
puede ser que suene muy desafinado…
es que me desafina el corazón”.
FITO PÁEZ
FITO PÁEZ
Está bueno que llegue el momento
del final anunciado del cuento.
Demasiada agua debajo del puente
intentando ser coherente
con la bocha irreverente.
El disfraz voleybolístico
podría volver a usarlo,
vale la pena aceptarlo,
aunque serán vueltas futuras
por necesidades oportunas;
pero acá me planto, buena gente,
no creo sea una decisión disidente,
es tiempo de cerrar una puerta,
es hora de tomar mis riendas,
siendo fiel a antiguas huellas
y encontrar mi propia tierra.
Entre telones, palabras y pasiones,
un escenario es anhelo,
si quizás me queden las alas
pa’ pilotear otros vuelos.
Si queda alguna persona
que piensa que uno está loco,
tengo un mandamiento ortodoxo:
Pocos cuerdos de este mundo
dejan al descubierto su rostro.
Dejando la idiotez a un lado,
yo no soy ningún pirado,
un bocho abierto y al servicio,
siendo el mantecol mi único vicio.
Y hablando de mandamientos,
si me dejan, recomiendo…
vivir en la eterna búsqueda
de buscar quererse uno mismo,
siendo cada vez más parecidos
a lo que en verdad somos,
que se manden sin vueltas por sus sueños,
que enfrenten sus miedos y que griten tenerlos…
Chau voley,
no nos vamos a extrañar…
y les digo para variar,
que esto es sólo un deporte
y que estarán en lo cierto,
los que dejan su marca,
los que imponen su sello,
los que viven despiertos.
Sabrá cada uno si están entre ellos…
Es que más allá de diferencias,
en el fondo guardamos lo mismo:
Delirio cómplice para andar
y el glamour de Mirtha Legrand.
MAGIC